Para
esa época ya no recordaba nada, mis pensamientos, la noción del
mundo que poseía era totalmente pura, había sido renovada. Todo era
novedoso, las calles, las caras, las miradas atónitas de algunas
personas me llamaban la atención pero no les daba importancia.
Un
día cualquiera llaman a mi puerta, ahí estaba ella, salta a mí, me
abraza, me acaricia la frente, me besa, me dice que todo este tiempo
fue un infierno al no saber donde había ido. La quedo mirando, sin
decir nada, no sabía que decirlo, o como decirle que no sabía quien
era ella, quizás fue un error y fue programada para recordar a otra
persona y no a mí, de ninguna manera.
Me
mira fijo, directo a los ojos, llora y se aleja sin decir palabra, yo
cierro la puerta y vuelvo a mi rutina. Me queda una sensación
misteriosa que no alcanzo a procesar y pienso que, siendo muy raro
que eso suceda, a veces los maestros fallan o algún subordinado no
ha comprendido sus directivas. Pero ella, esa mirada, esa boca, su
perfume.
No
sé cuanto pasó de todo esto, en esta nueva vida pierdo siempre la
noción del tiempo, las horas dicen días, los días segundos y los
años son momentos. Lo cierto es que ya no salgo más a la calle, me
quedo conectado a todo en mi habitación y de ahí la observo.
Tiene
una vida extraña, lucha contra las máquinas con un grupo de amigos
o compañeros, sabotea sistemas. Siempre está sola y de vez en
cuando pasa por casa, pero no entra, se queda afuera y se va como
siempre. La ayudo como puedo, desde lejos, sabiendo que es lo único
que puedo hacer por ella. Amarla no sé, no recuerdo lo que es eso,
ni estoy preparado para tal tarea.
Haber
sido resucitado en un cuerpo sintético con una copia de seguridad de
mis pensamientos no ha salido como se esperaba. Soy funcional al
sistema, puedo con mi trabajo mejor que antes pero soy otro, algo que
tiene aspecto humano, algunos vagos recuerdos pero carezco de empata,
de sentimientos. Sólo ella me recuerda esa humanidad perdida y por
eso no la denuncio, siendo esta mi función, siendo un vigía cuido
de ella.
Martín
Espinoza, 31 de marzo de 2018.-
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