La
información es pública, todos lo saben. Cada cosa que se dice, se
publica o se piensa es de todos. Para eso existe este sistema y las
leyes que lo regulan. Las antenas transmiten constantemente los datos
para acceso permanente a ellos. Esa es la libertad por la cual han
luchado tantas generaciones anteriores.
El
pensamiento humano ya no se pierde en la nada misma de la muerte, del
olvido, se esparce, se almacena, se distribuye, se conserva. Quizás
algunos suspicaces pongan el grito en el cielo o duden en voz baja de
que no se transmite, de que se guarda, o de que se considera público
o no. Ya todos sabemos quienes piensan eso, lo publicaron ayer mismo.
Duda
paranoica, sin dudas, pues está ahí, de hecho, hay “bibliotecas”
con infinidad de unidades de memoria (los pen drives que le dicen)
las cuales poseen una amplia selección del más heteróclito
compendio de pensamientos. Uno simplemente se coloca en pen drive en
su unidad lectora y ahí mismo comienza a saber esas cosas, esas
ideas, esa disciplina, esa cultura.
Y si
algunas cosas pueden estar vedadas para todos en las antenas y las
selecciones en las unidades de memoria portátiles es por ese
incidente del cual todos sabemos dado que ha sido debidamente
documentado y publicado para que aprendamos a no caer en lo mismo.
Pero
por las dudas lo recuerdo en este informe: En el año 2018 se comenzó
con la transmisión del pensamiento como información pública. A
todos los ciudadanos se les impuso el implante que permitía la
sintonización de esas transmisiones, además de poder usar los
mencionados pen drives. El tema es que hubo cierto grupo terrorista
(ya eliminado) que aprovecho este evento para esparcir pensamientos
no aprobados por las autoridades. Todo esto devino en una batalla
civil y posterior guerra contra los rebeldes subversivos.
Se
pudo dar fin a las transmisiones clandestinas, pero aún no se sabe
el número cierto de pen drives de pensamientos adversos que puedan
estar libres en la sociedad. Así que cuidado, si ve, escucha o le
parece que hay personas que se comporten de manera extraña, que
huyan de la sintonía, que pretendan vivir aisladas en comunidades
secretas bajo sus propias reglas usted está obligado a hacer la
debida denuncia. De todos modos el sistema de transmisión también
posee la capacidad de monitorear a cada ciudadano. Así que no hay
manera de que puedan ocultar información alguna.
Ya
lo dijimos. Todos es público, es la información misma, el
pensamiento mismo lo que nos unifica y para eso es deber nuestro
purificar el sistema. Erradicar todo lo que ponga en peligro la
integridad de esta nueva sociedad, de este nuevo mundo donde todos
son uno y uno es todo.
Larga
vida al sistema unificado de ideas.
Martín
Espinoza, noviembre de 2017.-
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