jueves, 29 de junio de 2017

SOMBRA DE UNA IMAGEN

La sombra de una imagen1

Ella era hermosa, inteligente, muy emprendedora, exitosa en todo lo que se proponía. Cuidaba sus palabras, sus citas literarias, su ropa, lo que destacaba de su vida en las redes sociales. Sus viajes por el mundo expuestos en escenas maravillosas, en imágenes con destello de arte. Todo ella era imagen de algo inigualable.

Así fue todo muy bien por un tiempo, pero tanto mirarse en el espejo, de verse a uno mismo, de crear una idea abstracta y perfecta de un alma, de un mundo donde uno es el eje de todo puede ser peligroso. Ella no lo sabía. Cómo saberlo si ser el centro era su destino, la joya de la casa, la admirada por sus amigos y colegas, la elogiada donde quiera que sea. No podía haber nada malo en eso.

Así que sin darse cuenta se abocaba cada vez un poco más a eso, a ser esa imagen pulida, perfecta que ella misma se exigía y que perfeccionaba constantemente. Un concepto que todo el mundo tomaba por cierto, por justo e inalcanzable.

Pero la perfección tiene sus enemigos naturales: el tiempo, la rutina, la repetición, la falta de imaginación. Las ideas, se quiera o no, se van agotando. Lo que comenzó como la puesta en escena de una frase, de un viaje, de una anécdota poco a poco fue dando lugar a la misma creación ficcional donde ella era su personaje principal. La heroína ante todas las vicisitudes del mundo.

Poco a poco comenzó a repetir moldes, conceptos, viajes, anécdotas. Quedó congelada en un tiempo sin horarios, sin límites, sin espacio que la contenga. El espejo de sus letras le exigía subir la apuesta, ser siempre mejor, a cada momento, no podía perder la luz de la atención constante. Porque se retro alimentaba de eso, de las ponderaciones de los demás para alimentar sus pensamientos. Cada vez estaba más lejos de la realidad.

Pero si se piensa un poco. ¿Qué es realidad? ¿Qué la determina? Si nuestro cerebro apenas interpreta lo que está afuera de nosotros. Lo que percibimos como real es una construcción de nuestra imaginación. Y ella dependía de eso, de su imaginación. Somos la construcción de un pensamiento en palabras que están lejos de dar debida cuenta de la verdad de las cosas.

Así fue como de ella supe cada vez menos. Se fue perdiendo en metáforas, en juegos de palabras, en versos, en fotos viejas, en cadenas de palabras cada vez más difusas. Cada día era un poco la sombra de una imagen de la cual fue su autora y esclava a la vez.


1 A veces, ahora lo dudo, creo que nunca fue real, al menos nunca de esta realidad, en la cual me encuentro prisionero. Es como una sombra en la caverna, en mi caverna de ideas. Acaso, incluso, puedo asumirlo, la culpa sea mía.

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