martes, 8 de octubre de 2024

RE INICIO

Despertó un día de esos extraños donde no se sabe bien que hora es. El cielo gris no dejaba ver el sol que con su difusa luz parecía no estar y estar en todas partes a las vez. Caminó sin problemas hasta el baño pero cuando llegó a verse en el espejo del botiquín notó algo extraño.

No podía creerlo, no entendía nada pero su felicidad fue inmensa. Nuevamente era quien había sido en su juventud, hace ya varias décadas. Recordó un sueño extraño que había tenido esa noche donde un ser oscuro le preguntaba que quisiera tener alguien que ya todo tenía en la vida. Su respuesta había sido: juventud, volver a tener veinte años.

No consiguió ropa de su talle así que se puso lo que pudo y bajó las escaleras ante la mirada incrédula y sorprendida de quienes estaban en la planta baja. Fue un encuentro violento donde lo increparon por creerlo un ladrón, un invasor.

¡¿Dónde está en señor!?. ¿Qué has hecho con él?

Él simplemente se reía a carcajadas al ver como sus antiguos empleados no lo reconocían. Fue atacado y se pudo defender sin problemas pero hirió a su su ya anciano mayordomo quien cayó al piso y no pudo levantar más.

¡Tranquilo! ¡Soy yo! -Le dijo.


¡¿Dónde está en señor!?. ¿Qué has hecho con él? -Le volvieron a responder.

Comprendió que esa ya no era su casa o al menos esa gente no lo iba a dejar estar en paz en su viejo hogar. Salió corriendo, saltó por la ventana con toda su agilidad recuperada. Cruzó la calle corriendo y fue hasta la vieja cochera donde tenía unos autos en su variada colección. Entró, rompió un armario y sacó unas llaves. Eligió por nostalgia uno de sus primeros coches y se fue de ahí.

¿Dónde puedo ir ahora? -Pensaba mientras conducía por un camino de tierra para que nadie lo viera.

Era ya de noche, tenía hambre pero nada de dinero. No iba a usar sus tarjetas de crédito porque seguramente estarían bloqueadas. Y en la parte más oscura del camino estaba esa persona oscura, como esperando su paso, su llegada.

Lo reconoció inmediatamente y detuvo la marcha de su vehículo. Subió, se sentó a su lado y con una sonrisa le dice que le había conseguido su deseo.

¡Pues menudo lío me has conseguido con tu hazaña!

¡Nadie me reconoce, nadie me respeta y estoy huyendo cual prófugo de la justicia. Anoche tenía paz y esperaba mis últimos días en la comodidad de mis cosas. Hoy no sé quien soy. Tengo este auto viejo, ropa que ya no es mía y ni un peso en el bolsillo.

Pero tienes una nueva oportunidad. Una nueva vida, otro inicio. Puedes triunfar o fracasar cuando quieras. Ser el de antes o mejor, o incluso peor. La libertad es absoluta.

¡Creí que era un sueño nada más! Nunca imaginé que estas cosas pasaran realmente. Quiero volver a como estaba anoche. Viejo pero con mis cosas, mi riqueza, mis sirvientes. Mi soledad.

Ya es tarde amigo. Tu deseo ha sido concedido y me debes algo por eso. En su momento sabrás cual es mi precio por este servicio. Ahora tienes esa juventud perdida pero pierdes lo que has obtenido en tu vida casi extinta.

Quedó solo en la nada del camino, de esa senda vacía donde solamente había una sola linea a seguir: adelante. Ya había amanecido y comprendió que debía seguir, mejor dicho, debía comenzar de nuevo donde sea. Tal vez esa sea su redención o su castigo por haber sido quien era.

Martín Espinoza, 08 de noviembre de 2024

lunes, 18 de septiembre de 2023

DOS VOCES

Ana: Bueno, ya es hora. Vos sabías que esto iba a pasar.

Nati: ¿Qué cosa? ¿De qué hablás? ¡Justo ahora! ¡En el peor momento!

Ana: No es mi culpa que no lo hayas pensado antes, que no la hayas meditado, hablado con alguien más. Vos siempre fuiste así, escondés las cosas de vos misma para hundirlas en las sombras, en la nada. 

Nati: ¿La nada? ¿Querés que te diga lo que es la nada? ¡Vos sos esa maldita nada! Esa ausencia oscura de una persona a la que no le importa nada más que vos misma. En tu mundo, en tus ideas, en tu rutina. ¿Me conocés realmente? ¡No! Soy una idea tuya que tenés de alguien que nunca fui yo.
 

Ana: Pensaba que me comprendías, que estabas conmigo por amor, porque éramos almas gemelas o no sé, algo especial dentro de lo mediocre que es todo. Y si te imaginé, si te pensé así es para que seas parte mía, mi compañía, mi confidente. 

Nati: ¿Vos te estás escuchando? ¿Te das cuenta de lo que sos? ¡Un dios sin alma, que no sabe amar, ni crear! Sólo destruir y volver a inventar a tu conveniencia.
Ana: No sé, ya me lo habías dicho en otras vidas, en otras versiones tuyas. Siempre fuiste así y siempre te creo así en mi cabeza. Tal vez te necesite y también necesite olvidarte, destruirte. 

Nati: Hacé lo que quieras, soy vos misma en tu locura, en tu esquizofrenia sin remedio. Pero ¿Sabés algo? Esta vez muero de verdad. Esta vez desaparezco en serio, ya vas a ver. Lo vas a lamentar y no vas a poder hacer nada. 

Ana: No digas las cosas en voz alta que la gente nos mira, nos juzga, me juzga y se ríe, se burla. Para eso existís, para recordarme que soy distinta. Sos mi bendición y castigo. Mi muerte y vida.

                                                                                   

                                                                                     Martín Espinoza, 18-09-2023

viernes, 30 de diciembre de 2022

MEDIA SOMBRA

No sé como comenzó, pero un día me di cuenta. Estaba caminando cuando lo noté, mi sombra era la mitad, medio cuerpo, media cara, media mano. Lo sé porque luego me puse a ver que pasaba y era así: siempre la mitad. No entendía por qué me pasaba eso. Tal vez tenía media alma, medio cuerpo físico y la otra mitad etéreo o es que acaso era media persona, medio hombre, media cosa.

Dejé el día por la noche para que nadie lo note. Tenía miedo de las reacciones, aunque después descubrí que nadie se daba cuenta. Es una probabilidad que los demás vean la mitad que me faltaba. De ser así significaría un problema de apreciación de mi propio ser, de mi realidad como ente o medio ente en este caso.

Me fui acostumbrando a ese efecto y ya caminaba por la calle con el atardecer de fondo viendo como mi medio yo sombrío se hacía largo e infinito. Pero lo que me hacía pensar más que nada es lo que haya sido de la mitad faltante. Sería de una dimensión distinta, estaría hecha de algún tipo diverso de materia. Puede ser que yo mismo me estaba yendo a otro lugar o que esta ya estaba en parte.

También que se me negaba media luz en todo. Siempre habría una sombra sobre mí, sobre mi alma, sobre mi cuerpo, sobre mi vida. Eso me hizo ver las cosas de una manera ambigua y acorde a mi estado de ánimo. Era medio hombre, medio bestia, medio humano, medio feliz y medio triste. Una parte de mi estaba aquí y la otra no sé dónde ni como ni por qué pero tenía su propia media sombra en alguna otra parte del universo.

Empecé a dejar todo por la mitad, el trabajo, el sueño, las citas, la vida y la muerte misma. Estoy medio vivo o medio muerto, soy uno en el espejo pero incompleto en las paredes y el sueño donde se deslizaba esa terrible consecuencia de no sé que fenómeno cuántico, filosófico o personal.

Muchos dirán que exagero, que solamente es un reflejo, un aspecto y secundario de mi cuerpo ante la luz. Pero asumo que debe ser una especie de efecto rendija. Una parte mía es onda y la otra partícula y justamente no se pueden ver las partículas. Y por ende, espero, el tiempo me afecte solamente a medias. La rutina a medias, el amor a medias, la tristeza a medias. La dicha y la quiebra serían meras anécdotas.

Una opción que tengo que es ser esa media sombra o ser esa media parte invisible. Asumir mis medias responsabilidades o desvanecerme en esa parte nula, incompleta del alma, del pensamiento.

Por ahora comienzo el camino lento de ser del todo nada, nadie, un recuerdo. Una mitad que decide ser un entero, una ausencia pero plena, un silencio pero absoluto.


Martín Espinoza, 30 de diciembre de 2022

lunes, 15 de agosto de 2022

ETERNO

Creo que he roto el tiempo. De alguna manera los días se repiten y no es por la rutina. Algo ha cambiado en este universo, o por lo menos en este planeta. Lo cierto es que el mismo sol me baña de luz la cara las mismas tardes cuando salgo a caminar sin rumbo por las calles desiertas de sombras y frías circunstancias.

Miro las ventanas, las puertas altas de todas las casas, de los edificios, las avenidas donde cruzo con prisa por las dudas y la misma costumbre de que lleguen con furia los camiones. Pero está todo tan tranquilo que hasta me puedo quedar dormido en los canteros del medio.

La luna es un misterio de estrellas que dan vuelta en el mismo cielo que se repite dibujado en la realidad y mis sueños. Y creo que todo es apenas eso. Un estado de la conciencia, un espacio del recuerdo que me ha quedado en las manos de lo que ha sido mi cuerpo.

Lo cierto es que la eternidad es esto. Un día perpetuo en la soledad de sabernos perdidos sin llegar nunca a destino pues ya no hay caminos si no sendas y espejos cuales paisajes de un lejano recuerdo de algo que hemos sido y que de a poco perdemos.


Martín Espinoza, 15 de agosto de 2022



lunes, 11 de julio de 2022

IMPOSTOR

Era un día como todos dentro de la rutina clásica de la semana. No pasaba nada fuera de lo normal hasta ese momento exacto. Lo extraño es que me di cuenta horas más tarde cuando note el cambio de nombre en unas calles. La dirección variaba en una avenida, eso me desconcertó. No podía haber sido un cambio rápido dada toda la infraestructura necesaria para semejante cambio de mano. Además, a la mañana temprano no iba al norte, corría al sur, como siempre.


Seguí mi camino hacia mi casa, pero no encontré mi casa, en su lugar había una pequeña plaza. Miré a los alrededores y había muchos lugares conocidos pero otros tontamente cambiados. Llamé por teléfono a mi esposa, me atendió sorprendida dado que. Según ella, hace mucho que no hablábamos y que lo nuestro era un tema cerrado.


Busqué con el celular mis propios datos hasta que al fin di con mi nueva dirección. Era otro barrio, una zona más cara, una torre muy alta, privada y extraña. Me dejó entrar el guardia, le dije que había perdido las llaves. Al departamento pude entrar dado que la puerta se habría con mi huella digital.


Me miré al espejo en ese lugar que no era mío y vi que mi cara, mi cuerpo era otro, era otra persona con el mismo nombre y otra vida, en otra tierra, otro mundo. Me dediqué a revisar papeles, el equipo informático en busca de esa vida nueva que no bahía pedido nunca. Me sorprendí al ver muchas cosas en común, recuerdos similares pero con variaciones a como los conocía en mi memoria.


De repente llega una mujer y me abraza fuertemente luego me increpa al grito de “¿dónde estabas?”. Había pasado una semana de la ausencia de ese otro yo o ese otro simplemente. Le dije que no sabía que pasaba que antes tenía otra vida, otra cara. Ella me mira y se ríe. Me dice “lo mismo de siempre”. Se fue a la cocina, yo me fui al dormitorio.


Era mi pareja, vivíamos juntos hace unos años, no tuvimos hijos pero si varios problemas de convivencia, se ve que era un tipo complicado ese yo impostor, o acaso el impostor sea yo. Cenamos, ella me miraba fijo, parecía saber que no era el mismo, que era otro ser, otra alma en ese cuerpo. Me dice: “cambiaste. Me gusta más este otro vos”.


Ha pasado ya bastante tiempo de eso. La vida se ha encargado de volver a su rutina en esa nueva vida, ese nuevo empleo, similar al anterior, esa nueva casa, ese nuevo amor que se complicaba cada vez más.


Nada cambia aunque cambie el universo que nos rodea.


Martín Espinoza, 11 de julio de 2022



RE INICIO

Despertó un día de esos extraños donde no se sabe bien que hora es. El cielo gris no dejaba ver el sol que con su difusa luz parecía no esta...