Sin dudas, existe una verdad, una
razón para que sucedan tales o cuales cosas, el problema es el ángulo, la
intención o el “filtro” que se tenga para ver o narrar, “mostrar” ciertos
eventos. La historia es un relato y como
tal no deja de ser ficcional.
Leyendo varios diarios, de los
llamados “oficialistas” u “opositores” uno lee dos verdades, dos realidades
acordes con la ideología que los sustenta. No está mal tomar partido por una u
otra versión de los hechos, pero cuidado, hay una que debe estar más cerca de
la realidad que la otra. O quizás ninguna, ambas mienten, ambas se “defienden”
a su manera en este agón que llevan hace tiempo
Y uno en el medio, tratando de
sacar algo de verdad de todo eso, de comprender en un contexto racional lo que
pasa. Mi conclusión termina siendo la duda. Dudo de todo lo que leo, lo que
escucho. No me va ese fanatismo a favor o en contra de tal o cual posición. Parece
que la realidad que podemos “ver” es la realidad que nos gusta, la que estamos
dispuestos a creer en base a nuestro concepto de lo que debe ser lo correcto.
Quizás lo más sabio sea el
silencio, no digo la indiferencia, todo lo contrario. Hay que estar atentos, no
dejarnos llevar por uno u otro discurso, no seguirles el juego a quienes
realmente están detrás de todo esto.
Acá hay un conflicto entre el
gobierno y una empresa muy grande, ambos con intereses políticos y económicos.
Pobre de aquel que se crea defendido o que sienta que defiende la patria, la
bandera o quien sabe que. Pobre de aquel que cree que hace historia
enceguecido, sin pensar por sí mismo, por uno u otro relato de lo que es la
verdad.
¿Dónde está la verdad? Supongo
que en un promedio entre esos discursos. Para eso hay que leer mucho, escuchar
todas las campanas y sacar conclusiones con inteligencia y calma. Si odiamos,
nos enojamos, nos indignamos no logramos nada porque se nos anula el juicio
crítico y así nos manipulan a gusto quienes, como ya dije, están en el fondo de
todo eso.
¿Quiénes están? Poderes, empresas,
gobierno, un conjunto de personas. No creamos que porque se vaya o tal cual
persona en el poder se arregla todo. Ese es un pensamiento necio y con
consecuencias graves. Creer que una sola persona tiene la culpa de todo, bueno
y malo, es absurdo, porque caeríamos en la creencia tonta de que si tal o cual
persona se va todo se va arreglar o se va a caer.
Lo que origina los conflictos, lo
que realmente está en juego y determina el juego es más complejo y difícil de
sacar más que una o dos personas. Hay una estructura detrás a la cual va a
costar mucho cambiar. Porque primero hay que descubrirla, darla a conocer y
tomar conciencia de su existencia.
Sinceramente no sé que responder,
qué pasa realmente. Tengo mi ideología y por eso veo las cosas de una manera,
de eso nadie escapa. Quizás me equivoque, es probable. Todos cometemos errores.
Pero cuidado, no creamos ciegamente nada, no les hagamos el juego a nadie.
Seamos responsables de verdad. Salgamos de nosotros mismos o mejor, entremos en
nosotros mismo, pensemos como somos, que nos traviesa, por qué pensamos de tal
a cual menara. ¿Pensamos por nosotros mismos¿ ¿O nos dejamos arrastrar por el
discurso que sea más poderoso en su momento? Por esas palabras que escuchamos y
leemos constantemente.
La paradoja es que cuanto más
informados creemos estar, cuanto más creemos saber, quizás sepamos menos, tal
vez estemos perdidos en el medio de un relato ficcional que nos cuenta, que nos
exige creer tal o cual cosa.
La historia se escribe sola, pero
nos daremos cuenta (si es que nos damos cuenta alguna vez) será siempre tarde,
siempre con el tiempo. Seremos un caso más digno de análisis histórico en su
momento.
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