jueves, 8 de abril de 2010

SATYRICON

El Satyricon: más allá de la parodia

Introducción

Cuando Petronio escribió el Satyricon en la segunda mitad del imperio de Nerón

Aunque la fecha exacta se desconoce por completo, motivo éste para discordias en cuanto a su datación., marcó definitivamente la manera de escribir de occidente, sentó las bases de la novela moderna.

Lamentablemente a nuestro tiempo llegaron solamente fragmentos de lo que pudo haber sido una obra extensísima, y quizás muy distinta de lo que actualmente podemos decir con las partes de un cuerpo muchas veces inconexo.

Sin embargo, lo que queda ha venido dando pie para las más variadas investigaciones, opiniones y teorías acerca del Arbiter, de su obra, del entorno en el cual se desarrolló la misma.

Luisa Campuzano en su tesis doctoral “Las ideas literarias en el Satyricon” destaca que dicha obra petroniana nace en la corte del emperador Nerón para su entretenimiento. Pero no por eso nos hallamos ante un libro, podríamos decir, simple. Sino que podemos notar una obra que destaca el gran talento de Petronio, su conocimiento de las obras literarias de su época además de los clásicos griegos, a los cuales hace constantes referencias paródicas.

Parodia

Podríamos afirmar que la parodia es un factor fundamental en la obra petroniana, pero caeríamos en un simplicismo aberrante, ya que no todo es parodia. Ya que no se parodian solamente géneros sino, además, -a nuestro entender- la misma sociedad romana, las “buenas costumbres” destacadas y promulgadas por las obras literarias contemporáneas o anteriores al Satyricon
Parcialmente..

No hablamos de un sentido moralizante en esta obra, solamente ponemos de manifiesto un hecho singular. Pensemos que la parodia destaca algunos elementos del objeto parodiado buscando, en la mayoría de los casos, un efecto cómico, burlesco. Pero este efecto también tiene una secuela, ya no veremos de la misma manera, nunca más, al objeto parodiado. El objeto parodiante modifica el modo de ver, de pensar el objeto parodiado.

A lo que apuntamos con esto es a que en el Satyricon el objeto parodiado es tan vasto y amplio que escapa a todo sentido moralizante. Con esto no damos por sentado que cuando el objeto parodiado es amplio no puede haber cierto énfasis moral (las parodias no necesariamente lo hacen). Sino que queremos dejar claro que, desde nuestro punto de vista la obra del Arbiter no critica, simplemente nos muestra a su modo una sociedad, un mundo literario particular
Y una vez más destacamos que la parodia no necesariamente debe ser crítica, burlesca, cómica o con algún sentido moral. ¿Diversión?. .

Encolpio

Es el personaje principal, el narrador del Satyricon, que, junto a Gitón -su amante- vive una vida meramente festiva. Esta pareja homosexual, siempre preparados para aceptar uno más, es una parodia, una burla, a las características parejas de las novelas eróticas griegas
Para más detalles ver “Las ideas literarias en el Satyricon” de Luisa Campuzano, página 64..

Encolpio es un hombre de letras, un hombre que vive las letras, una hipérbole de su condición literaria llevada por el placer, “se revela como el más acabado producto salido de sus manos hasta el punto de no poder reaccionar ante los diversos estímulos que le presenta la vida sino siguiendo los dictados de la escuela (...) Esta deformación profesional se manifiesta en todas las circunstancias de su vida, en sus conversaciones, en sus meditaciones, en sus relaciones con sus amantes”
Ídem cita anterior, página 71.

Este hecho no debe ser casual, ya que al ser un hombre de letras Encolpio puede dar debida cuenta de la densidad literaria del Satyricon. Es un personaje marcadamente contradictorio pero, a la vez, su contradicción es justificada por su pertenencia al mundo de la literatura. Una dualidad destacable de Encolpio es ser narrador y personaje, “autor implícito que selecciona, califica y organiza el material, como el objeto de la narración”.

Campuzano sostiene que no es necesariamente doble porque su condición de narrador y protagonista de la novela así lo imponga, sino porque en su persona, tanto de sujeto como de objeto de la narración, se da esta dualidad de manera permanente porque es uno de los rasgos más característicos de su personalidad. Luego agrega “esta dualidad se expresa en lo fundamental por la raigal diferencia entre lo que piensa de sí mismo y lo que realmente es. Esto se debe, según creemos, al hecho de que Encolpio tiene una concepción del mundo y, en especial, de su persona, meramente libresca, que se presenta como un quijotismo idealizante en el plano del pensamiento de los buenos propósitos, y como un frívolo bovarysmo en el de la acción”
Página 74.

Esta cita es importante para nuestro trabajo ya que nos permite pensar una vez más en la parodia: ¿Petronio parodia a la literatura de su época? ¿A los hombres de letras de su época? Tal vez si, tal vez no. Quizás el Satyricon ponga de manifiesto exacerbadamente algunos aspectos de Encolpio para ir un poco más allá de la parodia, pues es claro que va más allá de la intención de ser un mero entretenimiento, para ser una crítica –no censuradora- del mundo de la literatura, de sus personajes, de sus acciones, de su idiosincrasia.

Consideramos relevante tener en cuenta la idea de parodia de la literatura como eje de esta obra del Arbiter. Pero debemos regresar a nuestra reflexión acerca de Encolpio.

La complejidad de Encolpio

Debemos pensar en el desempeño narrativo de nuestro personaje, citamos como guía las palabras de Campuzano “... con el desarrollo de la acción, con su desempeño narrativo en un género en el cual, como decía Cervantes del caballeresco, “el autor puede mostrase épico, lírico, trágico, cómico”. Encolpio fue ganando mayor complejidad hasta adquirir su perfil definitivo, su carácter verdaderamente protagónico, no ya de una mera parodia erótica griega, sino de una obra que habría alcanzado otra dimensión porque perseguía otros objetivos: los de calar en los mecanismos de la verdad artística, en sus relaciones con la realidad y en el papel desempeñado por los profesionales de las letras bajo el reinado de un príncipe artista”
Campuzano, página 76.

Si bien nuestras pretensiones son menores, creemos importante pensar en la cita anterior ya que nos permite dilucidar un poco más el por qué de nuestro “más allá de la parodia”
Idea, si se quiere, poco original considerando lo escrito por Luisa Campuzano en el libro ya tantas veces mencionado.

Encolpio está hundido en un obsesivo amor por Gitón, su amiguito, pero, como ya hemos dicho, este amor –como todos lo aspectos de su vida- está forjado por las características de su formación escolar. Campuzano nos dice “Encolpio recorrería el mundo en busca de una vida mucho más rica que la que le habían ofrecido los hueros ejercicios de la retórica. Pero derrotado por su incapacidad de vivir de otra manera que no ni fuera literariamente, habría vuelto, como todo vencido, a su casa.”
Campuzano, página 78.

Es decir, por no poder ver la vida más allá del cristal de su formación literaria y en su intento de evadirse y buscar algo más allá de ella, es que pierde el rumbo. La historia de Encolpio, todas sus vivencias, sus perversiones, nacen únicamente de su formación literaria.

Gitón y Eumolpo

Gitón es un jovencito marcadamente femenino, el amante de Encolpio, un ser que no duda en manipular a quien pueda, un actor, un farsante. Eumolpo es un hombre de letras, un pervertido al igual que Encolpio, con sus mismas desviaciones. Se enamora de Gitón sólo con verlo, decide robárselo a su colega. A Gitón, por su parte, no parece desagradarle la idea.

Es que Gitón es meramente un amante, su condición homosexual es una farsa, pues si bien físicamente es un hombre su condición es femenina. Eumolpo se siente atraído por tal condición, se apasiona enfermizamente de Gitón. ¿Belleza detrás de la apariencia o apariencia detrás de la belleza?

Entorno y decadencia

Las ciudades mismas en donde se desarrolla gran parte de la acción han sido, en otras épocas, centros muy destacados de cultura. Con esto nos podemos preguntar ¿decadencia?. Sí, decadencia, porque esto es lo que notamos en nuestra lectura del Satyricon, un mundo decadente, tanto moral, como culturalmente, veamos simplemente lo que dijimos de las ciudades: en épocas muy remotas centros importantísimos de cultura, ya no más.

A esto sumémosle un dato más: las metáforas culinarias. Las cuales Encolpio utiliza para referirse al arte oratoria, igual que lo hace Trimalción “En piscis nacen los cocineros y los retores”
Satyricon, Ediciones ORBIS, 1982. Página 49.

Adelantándonos un poco, luego del banquete de Trimalcion y un naufragio, Encolpio, junto con su amante y Eumolpo –ya hablaremos de ellos- llega a la ciudad de Crotona “ciudad antiquísima y antaño la principal de Italia”
Satyricon, página 157., una ciudad culturalmente decadente “... en esta ciudad no se festejan los estudios literarios, ni tiene un puesto reservado la elocuencia, ni la templanza y las buenas costumbres llegan a dar fruto porque se las ensalce. Sino que cuantos hombres veáis en esta ciudad, sabeos que se reparten en dos grupos: pues o son asediados por los cazadores de herencias, o se dedican a cazarlas”
Similar cita anterior, misma página.

Parodia de múltiples géneros

Decimos múltiples pues es clara la alusión a varias obras clásicas, a varios mitos, autores contemporáneos de Petronio como es el caso del mismo Séneca, a quien contesta repetidamente a lo largo de su obra.

El mejor personaje para dar cuenta de este gran conocimiento no podía ser otro que Encolpio. Pero, además, nos hallamos con Eumolpo, otro hombre de letras, y con Trimalción, ignorante de todo. Pero con este último personaje Petronio destaca su habilidad para burlarse de todos pero sin llegar, en algunos casos a exponer sus propias ideas. No obstante, como a hemos dicho, no creemos que esta halla sido la intención final de Petronio, creemos que persigue algo más.

Cerca de una hipótesis

Todo este conjunto de alusiones, de metáforas al mundo literario no hacen más que destacar, no solamente cierta decadencia moral, cultural y social, sino que, además, -intentamos acercarnos a nuestra hipótesis- de que en el Satyricon se parodia la literatura toda y sus creadores: los escritores.

¿Por qué la cita de los cocineros y los retores? Porque creemos justa una trasposición práctica: los escritores son como cocineros y sus obras sus manjares. Entonces ¿El banquete de Trimalción no es otra cosa que la imagen de una obra literaria acabada, grotesca y a veces exagerada?

Trimalción es un esclavo liberto con aires de grandeza gracias a su cuantiosa fortuna, pero no deja de ser un hombre vulgar, esto se demuestra claramente con sus continuas alusiones a obras literarias clásicas, a autores y hasta a mitos y leyendas populares de manera totalmente errónea. Trimalción, el organizador de tan espectacular banquete solamente es capaz de financiarlo.

Es clara la doble referencia cocina / literatura – cocinero / escritor. Por ende, se desprende sola la relación banquete / obra literaria
Si bien para muchos, incluso Luisa Campuzano, el banquete de Trimalción no es tan relevante..

Un banquete literario

Decadencia, incapacidad de ver el mundo más allá de la literatura, metáforas culinarias, son materiales muy ricos para dar forma a una idea acerca del Satyricon, pero antes de atacar esta idea debemos agregar un ingrediente más: la farsa, el engaño.

Pues, cuando llegan Encolpio, amante y aliado a Crotona, montan, bajo la idea de Eumolpo, la farsa del viejo rico sin herederos. Y es que su único medio de supervivencia en una ciudad tan decadente es la mentira.

Pensemos en todo esto, ¿no es una mentira la vida vista a través de una ilusión?, ¿No es una farsa el banquete de Trimalción?, ¿La decadencia es lo que queda después de la cultura?.

Decimos que es una mentira la vida vista a través de una ilusión porque Encolpio en incapaz de sobrellevarla sin su escuela literaria, sin esa ventana el paisaje es borroso, confuso e imposible para nuestro protagonista. La vida se revela como un punto de vista, el mundo es una visión.
Pensamos el banquete de Trimalción como una farsa porque, si bien demuestra su condición económica favorable, miente acerca de su organizador. Un engaño que tras su esplendor momentáneo nos deja una sensación de vacío.
Esta reflexión es fuerte porque, una vez alcanzado un grado determinado de cultura, hay que saber mantenerla, renovarla, mejorarla. De lo contrario sobreviene la decadencia, el vacío. Lo que queda es una imagen, la farsa de algo ausente.

Pero, si el banquete de Trimalción es una farsa y pensamos una conexión metafórica entre banquete / literatura, ¿la literatura puede llegar a ser una farsa? ¿Un engaño para quien intenta vivir bajo sus preceptos? ¿La literatura puede esconder la decadencia humana?

Quizás este sea el eje de nuestra idea central: un más allá de la parodia. Porque el Satyricon, con lo que venimos razonando, va más allá del mero entretenimiento, de la intención de parodiar elementos literarios.

Algo más

Este algo más debe ser la intención de poner de manifiesto una reflexión acerca de la literatura, de sus hombres, sus creadores, el mundo que nos muestran, de su desviación progresiva hacia el engaño. Engaño, el cual no es intencional, sino provocado y merecido por quienes pretenden vivir a través de ella y se encuentran con su propia perversión humana, con sus demonios más temidos.

Encolpio se halla en esta encrucijada, dividido por su doble condición: humano / hombre de letras. Como humano no puede vivir como lo dictan los preceptos literarios, y como hombre de letras la vida como hombre común se hace imposible.
Y todo el tiempo, al pensar en esto, nos viene a la memoria lo que le sucede a Alfonso Quijana.

Conclusiones previas

En esta parte de nuestro breve trabajo es recomendable hacer un balance de lo hasta aquí expuesto, simplemente por una cuestión de orden y para dejar bien en claro –para ustedes y nosotros- nuestras pretensiones, nuestras deducciones.

Como ya hemos varias veces notamos en la obra de Petronio un “más allá de la parodia”
Y noten que decimos parodia no sátira., entendemos esto porque notamos en nuestra lectura que existe algo que inquieta, que nos hace pensar en la literatura, en sus personajes, en sus aventuras. Pero no solamente pesamos en la literatura sino también en sus autores.

Pensamos en sus autores viendo como son y actúan Encolpio y Eumolpo, escritores ambos, incapaces de ver el mundo sin pasar primero por el cristal de sus conocimientos literarios. Y reflexionamos en las obras literarias por las vastas alusiones que hay en la obra petroniana y nos exige conocer mucho de literatura.

Tenemos, entonces, una doble reflexión:
Parodia de los autores: exacerbando las características personales de los personajes, su dicotomía enorme entre hombre común y hombre de letras, su manera de verse y de actuar ante el mundo, además, de la manera de enfrentarse a él. Remitiéndonos todo esto directamente a pensar en los hombres de letras.
Parodia de las obras literarias: En las referencias hechas tanto por Encolpio y Eumolpo como por Trimalción, también en el transcurso de la narración. Si bien entender estas alusiones requiere poseer una amplia biblioteca de lecturas en nuestro haber –o una buena edición citada- nos obliga a repensar lo que hemos leído, ya que se ve modificada nuestra percepción de aquellas obras.

Pero también tenemos otros datos importantes:
Habíamos dicho que podemos trazar una relación entre literatura / banquete, pensando a los cocineros como escritores y a sus manjares como sus obras literarias.
Con lo anterior podíamos inferir que el banquete de Trimalción es una parodia de la literatura, una reflexión acerca de ésta.
Habíamos sostenido que este banquete es una farsa, una pantalla que esconde la ignorancia de Trimalción quien simplemente solventa los gastos, pagando los cocineros y sirvientes. Ignorancia marcada claramente en sus alusiones totalmente erróneas a literatura, mitos y leyendas.
Y siguiendo por la línea de la farsa habíamos traslado esta idea a los demás personajes, pensando a Encolpio como un ser doble, es decir, un ser que piensa una cosa de sí mismo y actúa de otra muy distinta. Y esto se resalta en su visión del mundo, de la realidad disfrazada por el velo de la literatura, de su formación escolar.
Quizás esta ignorancia esté originada en la decadencia de la misma literatura, de la sociedad en sí.
Pero el Satyricon en ningún momento impugna tal hecho, no parece sentenciar nada, solamente nos pone de manifiesto tal hecho.
Volviendo al punto cinco podemos creer que la literatura puede llegar a ser una farsa que esconde la verdad de los hechos

Trabajo realizado por Martín Espinoza

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