jueves, 2 de abril de 2020

BESTIAS HUMANAS


La noche es cerrada, fría, sin nadie en la calle. Hasta que de repente a lo lejos y, poco a poco más cerca, escucho los sonidos de golpes metálicos sin alma, con bronca. Gritos de animales furiosos exigiendo a su mala manera algo que no alcancé a comprender. Sombras ocultas en la profundidad de la noche, cobardes y egoístas. Inhumanas.

Alarmado ante semejante espectáculo dantesco cierro las ventanas y me centro en mis ideas, en tratar de razonar, de pensar y meditar que defienden quienes defienden lo indefendible. ¿Será acaso exponer su propia miseria, su mala persona, su cobardía? ¿Cómo es posible que ante un momento tan grave para toda la humanidad simplemente esta clase de seres estén a favor de quienes siempre nos robaron?

Sinceramente no vale la pena discutir con nadie acerca de esto que pasa, porque están tan alienados en su basura que lo que se consigue es sólo una discusión, una pelea absurda con alguien que jamás ha entendido ni entenderá de razón, de argumentos. No están creados para pensar por sí mismos. Sus cabezas son copas vacías que se llenan de mierda nueva cada día, según la necesidad de quienes los manejan, de quienes les dictan que y como pensar, sentir y actuar.

Son los mismos que no tienen problema alguno en no respetar nada, en quejarse siempre de lo que sea, en defender locuras, aberraciones, injusticias. Traicioneros desde la cuna son la razón por la cual no se crece como sociedad, como un todo. Atrasan el mundo entero, lo destruyen, lo agravian con su estupidez maligna. Y no se cansan de ser así, al contrario, se esmeran por superarse, por ser cada vez un poco peores.

Tal vez algunos estén confundidos, sus almas veladas por alguna sombra que les impide ver la verdad, entender la realidad de las cosas. En el fondo tengo esa esperanza. Sería horrible que existan esos monstruos que demuestran ser en lo cotidiano, en ese negar la mano al prójimo para cerrarse en su propio nefasto y rabioso odio.

Martín Espinoza, 02 de abril de 2020

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